La divulgación científica no solo tiene como objetivo difundir los nuevos avances científicos. También ha de contar a la sociedad la historia de la ciencia aunque esté repleta de terribles rivalidades entre los más grandes científicos.
Uno de los debates más agrios que registra la historia de la Ciencia es el que sostuvieron el inglés Isaac Newton, el alemán Gottfried Leibniz y sus respectivos partidarios sobre la prioridad del descubrimiento del Cálculo infinitesimal; y lo más curioso del caso es que el asunto en litigio no existía realmente, puesto que las investigaciones de Leibniz y de Newton eran completamente distintas.
EL CÁLCULO: Newton y Leibniz
Poco gente duda de que Isaac Newton es uno de los científicos más importantes de la humanidad. Pero lo que poca gente conoce es que el bueno de Newton es uno de los hombres de ciencia más conflictivos que han existido. Manipulador, perverso, arrogante y hostil son algunos de los adjetivos nada cariñosos que los historiadores le han dedicado.
La vida de Newton estuvo rodeada de graves problemas. Su padre murió antes de que él naciera y cuando tenía tres años su madre lo dejó al cuidado de su abuela para irse a vivir con su segundo esposo. Este hecho marcó toda su vida. Problemas de sexualidad, autismo, agresividad... todo pintaba negro para el futuro de Isaac Newton hasta que la ciencia lo rescató. Sin embargo, su carácter le acarreó graves problemas. Sus célebres disputas con todos aquellos que le llevaran la contraria o que se atreviesen a tener una pequeña discusión con él han pasado a la historia de la ciencia.
Uno de sus grandes damnificados fue el astrónomo real, John Flamsteed, con el que mantuvo una terrible disputa por el ansiado 'Catálogo de estrellas'. Otro de los grandes rivales de Newton fue el Conservador de Experimentos de la Royal Society, Robert Hooke, con el que mantuvo grandes disputas en el ámbito de la óptica, la gravedad e incluso la mecánica orbital.
Uno de sus grandes damnificados fue el astrónomo real, John Flamsteed, con el que mantuvo una terrible disputa por el ansiado 'Catálogo de estrellas'. Otro de los grandes rivales de Newton fue el Conservador de Experimentos de la Royal Society, Robert Hooke, con el que mantuvo grandes disputas en el ámbito de la óptica, la gravedad e incluso la mecánica orbital.
Pero, sin duda alguna, el peor enemigo de Newton fue el filósofo, matemático, jurista, bibliotecario y político alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. El motivo de sus disputas no fue otro que el descubrimiento del cálculo infinitesimal.
Leibniz fue uno de los grandes pensadores de los siglos XVII y XVIII, y se le reconoce como 'El último genio universal'. Realizó profundas e importantes contribuciones en las áreas de metafísica, epistemología, lógica, filosofía de la religión, así como a la matemática, física, geología, jurisprudencia e historia.
Cuando Leibniz comenzó a interesarse por el cálculo infinitesimal, coto privado del genio inglés, los ambientes científicos de la época comenzaron a sospechar que algo que no iba a gustar nada a Newton se estaba tramando. A pesar de los rumores cada vez más intensos acerca de los avances de Leibniz, Isaac Newton estaba tranquilo. Era considerado el padre del cálculo infinitesimal, que constituye una parte muy importante de las matemáticas modernas, ya que incluye el estudio de los límites, derivadas, integrales y series infinitas.
La tranquilidad del gran Isaac Newton se acabó cuando Leibniz, en una visita a la Royal Society, presentó en Londres su particular desarrollo del cálculo que era superior, desde el punto de vista de la notación simbólica, al del científico inglés. Después de mostrar ante la Royal Society una máquina calculadora que había estado diseñando y construyendo desde 1670, la Sociedad le nombró miembro externo.
Conocedores del terrible carácter de Newton, y para que pudiera mantener su supremacía en el cálculo matemático, la Royal Society le dio al gran Isaac la oportunidad de contestar a Leibniz..., pero Newton menospreció los resultados del polifacético alemán con sus típicos comentarios burlescos. Mientras tanto, Leibniz seguía trabajando.
El 11 de noviembre de 1675 tuvo lugar un acontecimiento trascendental. Ese día el científico alemán empleó por primera vez el cálculo integral para encontrar el área bajo la curva de una función y=f(x). Leibniz introdujo varias notaciones usadas en la actualidad como el signo 'integral' ∫ y la letra 'd' para referirse a los 'diferenciales'. Esta ingeniosa y sugerente notación para el cálculo es probablemente su legado matemático más perdurable. Su principal contribución fue proveer de un conjunto de reglas claras para la manipulación de cantidades infinitesimales, permitiendo el cómputo de derivadas de segundo orden y de orden superior, y estableciendo la regla del producto y regla de la cadena en su forma diferencial e integral. Fruto de todo este trabajo el científico alemán publicó en 1684 'Cálculus', un gran trabajo en el que no mencionó en ningún momento al científico inglés.
Newton se enfureció de forma salvaje pero una vez más le pudo la soberbia y sus ganas de menospreciar a Leibniz. Prefirió delegar la batalla en tres científicos cercanos a sus ideas, John Wallis, Fatio de Duillier y John Keill, conocidos como los 'enfants perdus' de Newton.
El cruce de insultos y golpes entre los dos bandos fue descarnado. Los partidarios de Newton acusaban a Leibniz de plagiar el trabajo inédito de Isaac Newton. La controversia por atribuirse la paternidad del cálculo moderno no se limitaba solamente a dos científicos de la época... dos grandes países estaban enfrentados.
Lebniz estaba afectado. No podía admitir que le acusasen de robar el trabajo de otro. En realidad no lo había hecho. Pero los esfuerzos continuos de Leibniz por reivindicar la invención del cálculo no llegaron a buen puerto. Desde su 'silencio', Newton estuvo moviendo sus hilos con gran éxito. Logró hacerse con la presidencia de la Royal Society y desde esa privilegiada posición convocó un «tribunal imparcial» que hundió en la miseria a Leibniz. El veredicto del tribunal, unido a un informe tremendamente mordaz del propio Newton que perseguía el descrédito público de su rival, pudo con el gran alemán. En una muestra de hasta dónde podía llegar su crueldad, el que llegó a ser nombrado caballero británico comentó años después de la muerte de Leibniz en 1716 que su informe le «había roto el corazón a su contrincante y por eso llego a morir».
¿Significa esto que Newton le ganó la batalla a Leibniz? No. A pesar de que el inglés se jactó el resto de su vida de haber ganado la partida a su contrincante alemán, actualmente se emplea la notación del cálculo creada por Leibniz, no la de Newton... y es que la historia, y la ciencia, suele poner a cada uno en su sitio.
Gran parte de este relato pertenece a Jose López Nicolás. Ver.
Fuentes relacionadas en este sitio
Solución al problema de la braquistócrona («tanquam ex ungue leonen»).
El problema de la braquistócrona. Ver.
Gottfried Leibniz (1646-1716) Museum of Natural History - Universidad de Oxford |
Este desafortunado incidente separó en dos bandos los matemáticos de Inglaterra y del Continente por mucho tiempo. La ironía del destino, fue que la victoria inglesa hizo que sus matemáticos rehusaran sistemáticamente el uso de los métodos de Newton, cerrando para si con ello el tremendo desarrollo que la matemática tuvo en el siglo XVIII.
Fuente de origenNewton y Leibniz se consideran los fundadores de Cálculo Infinitesimal, entonces una herramienta para modelizar su Física #ciencia140— Math's Fact (@mathsfact) 3 de diciembre de 2012
Gran parte de este relato pertenece a Jose López Nicolás. Ver.
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Solución al problema de la braquistócrona («tanquam ex ungue leonen»).
El problema de la braquistócrona. Ver.
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