Con un humor cautivante, el matemático Eduardo Sáenz de Cabezón nos da la respuesta a una pregunta que ha vuelto locos a los estudiantes de todo el mundo: ¿para qué sirven las matemáticas? Así, nos muestra la belleza de las matemáticas, que no son sino la espina dorsal de la ciencia. Los teoremas, que no los diamantes, sí que son para siempre.
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