Mi amigo G. H. Hardy, que fue profesor de matemáticas puras, me dijo una vez que si él encontrara una prueba de que yo fuera a morirme en cinco minutos sentiría mucho perderme, pero que esa pena sería superada con creces por el placer de comprobar que la prueba era válida. Yo estuve de acuerdo con él y no me sentí ofendido en absoluto.
Bertrand Russell
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